Una relación empieza con salidas, escapadas, sueños que un día soñamos que vamos a realizar porque estamos con esa persona especial. Luego tenemos planes de futuro, vivir juntos, construir un hogar feliz.
Me abrazas, damos largos paseos por la playa que no tienen fin. Me miras con esa carita de tonto que nunca se termina. Me llevas al lago, me montas en una barca y en medio de todo esto me distraes, sacas un anillo del bolsillo y me pides que nos casemos. Todo llega. Es mágico al principio. Pero una nube gris decide oscurecer el momento y empiezan las discusiones. Recordamos que esto es lo que no queríamos hacer, llegar a este punto de rutina, lleno de amargura. Pero entonces me coges de la mano me dices que lo sientes y me abrazas bien fuerte. Y por fin llega a nuestra vida la felicidad con un precioso regalo del cielo. Todo cambia de nuevo, a mejor. Y nunca volvemos a pelear paa que nunca le ocurra a él lo que a nosotros nos pasó una vez. Envejecer a tu lado con una sonrisa me hace feliz por el simple hecho de que estoy contigo.