jueves, 21 de junio de 2012

Olvidar es recordar sin que duela.

-Hola.
+...
-¿Aún sigues enfadada conmigo?
+Ya no es para tanto mi enfado contigo, pero conmigo misma sí.
-¿Por qué no lo olvidas y haces como si no hubiera pasado?
+Eso sería engañarme, además, sí que pasó.
-Eres una inmadura.
+¿Inmadura? Bueno, si para ti ser una "inmadura" significa no olvidar el pasado, afrontar todos los errores cometidos e intentar empezar de 0 con toda la experiencia acumulada, pues sí, lo soy.
-Pero, no te entiendo. Dices que estás dolida y no accedes a olvidarlo todo y ser amigos.
+No me hagas reír. Ser amigos a estas alturas es muy complicado. Aún me acuerdo y sigue doliendo incluso más ahora que estamos hablando.
-Dame una oportunidad.
+No puedo, ya no confío en ti. No confío en ningún chico. Es más, ahora el único amigo que tengo es el recuerdo.
-Encima ahora dices que ese es tu único amigo cuando es el único que te hace daño de verdad.
+No te confundas, me hace daño la persona que permanece en ese recuerdo y, ¿adivina qué? Se llama como tú y es igualita a ti.
-Mira, ¿por qué no hacemos una cosa? Cuando estés con la cabeza bien alta y de mejor ánimo quedamos y hablamos del tema. Por intentar solucionarlo no creo que nos pase nada...
+No, lo siento. No vas a verme con la cabeza alta. Ni tampoco vas a verme con la cabeza gacha. Simplemente, no vas a volver a verme. Sería hacerme mal a mí misma.