-Qué pronto has vuelto hoy ¿no?
+Pues, que yo sepa, es la misma hora de siempre, las 21:00 h.
+Pues, que yo sepa, es la misma hora de siempre, las 21:00 h.
-Se me ha ido el santo al cielo, no me he dado ni cuenta de la hora que era. ¿Te ha ido bien hoy?
+Bueno, estoy un poco cansado pero, se me está pasando. Y, ¿qué tal te ha ido a ti?
+Bueno, estoy un poco cansado pero, se me está pasando. Y, ¿qué tal te ha ido a ti?
-Esta tarde he tenido que hacer muchísimas cosas.
+¿Cosas que hacer? Espero que echarme de menos fuese una de esas cosas.
-Sabes que eso es lo que más he hecho-lo mira con esos ojos brillantes y le sonríe-Te he hecho un pastel, tu favorito. Te lo mereces después de un día tan duro.
+Me encanta.
-¿El qué?¿El pastel que te he preparado?
+No, que me mires de esa forma tan tierna. Que me des un dulce beso en la mejilla y me preguntes por el día que he tenido. Que me recibas cada vez que llego con esa alegría que sólo tú tienes. Que me cuides, que me eches de menos aunque tengas mil cosas en la cabeza. Que me hables como una loca de todo lo que has tenido que hacer. Que conozcas tan bien todos y cada uno de mis gustos. Que soportes mis manías y que te pongas nerviosa cada vez que hago alguna de las mías. Que me sonrías tan inocentemente y me hagas sentir muchas cosas a la vez aunque esté cansado. Nunca lo estaré para quererte. Eso, te juro, que es lo que mejor sé hacer. Pero, lo que más me gusta, es llegar a casa y verte, llena de harina y con el delantal puesto. Hecha un desastre. Mi pequeño desastre.
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