viernes, 23 de noviembre de 2012

Darling, I love you.

Vas a tener que buscar una forma de entenderme sin necesidad de usar las palabras, básicamente, porque no puedo hablarte. Podrías empezar por mirar mis mejillas cuando hablo de ti. Continuar por fijarte en ese leve tartamudeo cuando digo tu nombre y acabar por los ojos. Sí, mírame a los ojos. Esos ojos marrones que no son nada bonitos, que están por encima de mi nariz y que, justamente, se encuentran a la misma altura que los tuyos. Míralos, aunque sean feos. Te enterarás de todas las veces que he mentido cuando decía que te odiaba. De todos los 'te quiero' que no he pronunciado por vergüenza. De todos los besos que me he aguantado cuando me decías idiota o te acercabas a mí. De todo el odio que siento cuando nos enfadamos y de todas las veces que me has alegrado el día con tu puta sonrisa. De todas las veces que he querido que el tiempo se parase cuando cruzábamos las miradas y todo giraba en torno a nosotros. ¿Cuántas veces me he mordido el labio mientras pensaba en lo bien que sabrían los tuyos? Créeme, te aseguro que han sido muchas. ¿Por qué no puedes entender que eres lo mejor que he conocido? ¿Acaso necesitas que te lo repita todos los días para que te enteres? ¡PERO SI TE LO ESTOY GRITANDO! ¿No lo ves? Te lo estoy gritando con los ojos. Escúchalos cuando dicen: Ven joder, ven, que no sabes cuánto te he echado de menos este fin de semana; Abrázame idiota, ¿no ves que lo estoy deseando?; Puedo vivir sin ti, ¿sabes? Pero no quiero. O si no, escúchalos cuando te dicen que te quieren y que eso no va a cambiar por muchas peleas inmaduras que tengamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario