martes, 6 de diciembre de 2011

Llega.

La primavera. Trae consigo el amor, los buenos tiempos. El calor acogedor al salir a la calle por la mañana o por la tarde, a cualquier hora, siempre está ahí.
Los nervios que conllevan estar tan cerca del verano, ¡vamos! ya casi se puede tocar.
El verano. Adiós a los estudios. ¡Es verano! Toca diversión. Tachar de la lista todas las tareas y sustituirlas por un hoy no hago nada de nada. Las tonterías en la playa. Los amores de verano. Las brisas al pasar frente al puerto.
El otoño. Bueno, algo se puede hacer. Estudiar, estudiar, estudiar...
Y entonces, llega el puto invierno. Sí todos diréis,¿qué tiene de malo? La Navidad, el amor, la alegría de estar reunidos en familia. Sí, pero no pensáis en aquellos que no pueden pasarla con sus seres queridos por cualquier motivo. Ver a todos los demás felices y mientras ellos se sienten impotentes, diferentes. El frío, que siempre congela el tiempo y pasa despacio en los peores meses.
Pero siempre queda la esperanza, de que a la vulta de la esquina, volverá la primavera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario