domingo, 20 de mayo de 2012

Fine.

Tirados en la arena. Así es como nos recuerdo. Haciendo bromas sobre una toalla para una persona en la que había dos personas. Salpicándonos mutuamente en el agua salada. Mojados de los pies a la cabeza. Haciendo castillos en el aire porque la arena nos venía pequeña. Dando largos paseos por una playa desierta en pleno mes de noviembre. Haciendo de cometas guiadas por el viento. Dejándonos llevar. Nosotros éramos así. Demasiado felices, tal vez. Hasta que decidiste poner punto y final a la felicidad. "Te quiero pero, pienso que deberíamos darnos un tiempo. No estés mal, aunque sea el final de esta historia, podemos comenzar una nueva siendo amigos, ¿qué te parece?". Ahí lo dejaste, deambulando por el aire. Y ahora, meses después, cuando ya pensaba que lo había superado, me llamas. Me dices que me echas de menos y que no imaginas una vida sin mí. Me preguntas cómo estoy. Quizás hace unos mese te habría respondido que estaba destrozada, sola, desconsolada, confusa, frágil, irritante, ansiosa de verte, patética, deprimida, triste, mal, incomprendida, distante, apartada, con ganas de desaparecer. Pero, ahora, lo único que puedo decir es que he encontrado la felicidad en otra persona que no eres tú. ¿Quieres saber en quién? En mí misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario