viernes, 18 de mayo de 2012

Siempre la misma historia.

Estoy harta. Harta de tu bipolaridad y de tu forma de ser en algunos momentos. No entiendes nada de nada y siempre dices que sí a todo como a los tontos. Piensas en ti. Actúas para tu beneficio, nada más. Has cometido errores que parecían tontos y no tenían importancia y, yo, como una tonta, te los he perdonado todos. He puesto tantos puntos y seguido que se han convertido en puntos suspensivos pero, ya es hora de colocar un punto y final. Quizás duela poner fin a algo tan especial, a algo que iba a ser "para siempre" y que ha acabado en una mentira. Ahora dirás que nunca has actuado de tal forma, que nunca has dicho cosas como esas y que todavía quieres un infinito. No. Ya no extrañaré tu presencia, te la regalo, no me hace falta. Cómprate alguna muñeca y abúrrete con ella buscando la forma de hacerla sufrir. No te confundas, yo no soy ninguna de esas, ni voy a aguantar que me trates como a tal. Que ahora me digas sí y que dentro de unos días o, mañana mismo, digas que no. Que cada día pongas a una nueva amiguita en tu estado, después de haberme dicho te quiero veinte minutos antes. Se me está agotando la paciencia. ¡¿Qué digo?! Se me ha acabado ya por completo. Vete a jugar y demuestra, que todas las cosas que haces, las haces como un niño pequeño. Las haces como lo que realmente eres. Dirás que no lo has hecho con mala intención y que no querías hacerle daño a nadie. Lo siento, no me van los cuentos chinos. Tienes cerebro y puedes usarlo de vez en cuando, por si no lo sabías. Con él puedes hacer mucha cosas como, por ejemplo, pensar. Otra, olvidar. La primera opción la utilicé hace tiempo, la segunda, la voy a poner en práctica contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario