Es fácil engañarse pensando que nada ha cambiado y que todo sigue tal y cómo estaba hace un tiempo. La verdad es que nos hemos distanciado, digamos que hemos perdido la chispa y que pronto tendremos que recoger las cenizas si no queremos que se las lleve el viento, sin dejar rastro. Ya no es lo mismo. Ya no hay conversaciones hasta las tantas de la madrugada porque,ahora, tú siempre tienes prisa. Ya no nos contamos tantas cosas y no nos soportamos el uno al otro. Nos hemos buscado otro hombro en el que llorar y otra persona por la que derramar lágrimas. Ya no hay nada perfecto ni tampoco un cuento de hadas en el que nosotros somos los protagonistas. La puerta no está cerrada. Ahora entra cualquiera que nos muestre un poco de cariño en nuestras vidas. No somos como los tres mosqueteros, ya no es uno para todos y todos para uno, ahora es uno para sí mismo y que le den a los demás. Ya no permitimos que el orgullo nos impida hablarnos, ya ni siquiera hablamos. Se ha perdido todo. Digamos que esto se ha convertido en la busca del tesoro y nosotros somos los piratas que tenemos que crear un mapa si queremos encontrar el tesoro. Ese mapa, tenemos que crearlo cambiando todo lo anterior. Dándole un giro de 360º a la situación y acercándonos un poco más a nuestro pasado y entre nosotros. Tenemos que avivar el fuego si queremos sobrevivir al frío de la soledad. Tampoco será tan difícil. Aún sigo notando cómo mi cara se sonroja cada vez que me dices "hola" o me sonríes.
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