La vida da muchas vueltas. Acabas mareado y un tanto confuso. Pierdes el Norte y tampoco puedes encontrar el Sur. Olvidas que hay que levantarse dos veces por cada caído y empiezas a pensar que es mejor quedarse en el suelo todo el tiempo. No le buscas el lado positivo a las cosas y siempre te quedas conforme con la realidad o, eres más pesimista de lo normal. Ya no tienes sueños que perseguir ni metas y objetivos que alcanzar. No le echas imaginación a las cosas más simples y se quedan como están, tan sosas y simples como siempre. Juegas al solitario porque te da miedo jugar a las parejas. Usas la ironía para ocultar la verdad y las mentiras para conseguir tiempo y no afrontar lo que realmente pasa. Te derrumbas con cada cosa que se te echa encima. Un simple grano de arena hace inestable tu montaña y todo acaba en un caos y un desastre. Pierdes la esperanza y no te molestas en volver a buscarla en otra cosa. No tienes ganas de nada, sólo de estar en silencio pensando y pensando. Recordamos nuestros errores y olvidamos nuestros aciertos. Todo nos parece patético. Perdemos la confianza en nosotros mismos y olvidamos lo que somos capaces de provocar en otras personas con tan solo una sonrisa sincera. No apreciamos el poder que poseemos y lo desperdiciamos por ahí. No nos damos cuenta de que, nosotros mismos, tenemos días en los que somos fuertes y podemos cambiar nuestra conducta pensando que podemos con todo lo que se ponga en nuestro camino y nos impida seguir hacia delante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario